Es curioso como el ser humano es capaz de generar en su inconsciente los sueños, y como estos se pueden convertir en una pesadilla, algo tan real, que asusta, y asusta, porque muchas veces podría ser real.
Ahí estás tu, haciendo algo, mas o menos cotidiano, o que siempre has querido hacer o consiguiendo las cosas que siempre has soñado, esas que están en lo mas profundo de tu ser, esas que no compartes mas que contigo mismo, y quizá algún elegido de tu vida. Al principio todo mola y parece que va bien y las cosas funcionan y realmente despertándote en ese momento dirías que has tenido un sueño placentero e incluso que ha sido bonito; uno de esos sueños donde al levantarte estás descansado, todo funciona y el día es mucho mejor y mas bonito.
Pero como en la vida, no todo va a ser bueno, y el punto de inflexión, aparece, casi por arte de magia, una discusión o un mal gesto, o no correr lo suficientemente rápido o cosas así y poco a poco lo que era un sueño placentero se va transformando en lo que no quieres ver, lo que no quieres hacer, y que tampoco quieres que pase, las cosas son complicadas, y a cada momento te encuentras con que se desmorona el mundo a tus pies, con que todo lo que acababas de conseguir se esfuma, que aquello por lo que llevabas tanto luchado y que ansiabas con tanta paciencia, se caía por el retrete y tiraba de la cadena del mundo.
Pero por suerte, te levantas,si, sudando (quiza a 15º en la habitación), con la respiración agitada, quizá incluso te levantas con un grito, y moviendote aterrado, porque lo que tienen las pesadillas es que ellas sí conocen todos tus miedos, incluso los que no le has dicho a nadie, pero ahí están y cuando te levantas... ya no te pueden hacer nada, y vuelves a tu vida, en la que ansías el premio gordo, ya sea de la lotería o cualquier otra cosa que desees, y que sabes que tienes pocas posibilidades de conseguir, pero ahí está y para eso están los sueños, para conseguir lo que queremos como lo queremos. Lo único malo está en que a veces, la vida tambien acaba con ese punto de inflexión, y de la pesadilla no se sale.
Feliz Samhain
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